Anna Starobinets

Cuando uno navega entre las tapas de ‘Una edad difícil’ (Nevsky Prospects, 2012) tiene la permanente sensación de que, aun cuando se trata de relatos de ficción con situaciones absolutamente extraordinarias ocupando su centro protagónico, existe en algún sitio un mensaje oculto especialmente dirigido para ti. Percibes voces que, en forma de sentencias o pensamientos, ideas o actitudes, te susurran al oído cosas que resulta improbable –por no decir imposible- no hayas dicho o hecho alguna vez. Tras el argumento descabellado, fruto de la imaginación más desbocada, se esconde una maquinaria ficcional tan universal como identificable.

Y es que Anna Starobinets (Rusia, 1978) navega con hábil maestría,a pesar de su juventud, pero también gracias a ella, por el desconcierto del ser humano ante la vida.

A medida que uno madura y se abre al mundo observa con creciente perplejidad las abyectas reglas o los crueles hechosa los que hay que adaptarse yatenerse para salir adelante. En algún punto entre la obediente aceptación y la lucha encarnizada contra ellos, pasando por la resignación pasiva o la resistencia silenciosa, buscamos construir nuestro mundo paralelo. Un mundo personal con reglas propias. Un espacio de intimidad claro y seguro, hecho a nuestra medida, libre de miedos e incertezas. Allí podemos ir en cualquier momento, pero más frecuentemente en días amargos como estos, cuando te acuestas sin jamás poder intuir -aunque seamínimamente- algo de lo que te deparará la vidaa la mañana siguiente.

Estos refugios invisibles pueden acabar, sin embargo, convirtiéndose en búnkeres. El ansia de seguridad garantizada resulta atractiva hasta la adicción. El miedo al miedo convierte la cálida seguridad del refugio en una necesidad, creándonos una dependencia que nos aleja o aparta por completo de la realidad, una falsa sensación de imbatibilidad evidente para los demás, un escenario de cartón piedra incompatible con lo cotidiano.

Portada de Una edad difícilPues bien, Starobinets coge en ‘Una edad difícil’ (Nevsky, 2012) ese escenario y lo transforma en una veracidad digestible para el lector. Lo fantástico envuelve los bunkers en los que viven encerrados los personajes principales, creando así dos realidades paralelas para un mismo personaje, desgajando por completo una de la otra, sublimando la conexión entre ambos mundos hasta dotar al relato de una base moral a partir de la cual reflexionar sobre cómo lo peor de la vida mundana es capaz de afectarnos en cuanto personas.

Un mensaje universal elaborado con las mejores esencias fantásticas, inherentes también a los grandes de la literatura rusa. Razón por la cual la literatura de Starobinets ha sido comparada, no sin razón, con nombres como los de Nikoláiv Gógol o Fiódor Dostoievski.

Porque, ¿quién no ha creado alguna vez un amigo imaginario con quién hablar de nuestras cosas, como hace Fedia en el relato que abre el libro y le da título, “Una edad difícil”?, o ¿quién no ha convertido las más extrañas manías en reglas con las que comprender y dominar un mundo incierto, como el joven Sasha de “Las reglas”?, o ¿quién no ha deseado vivir una realidad más emocionante, distinta a los cotidianos quehaceres del día a día, como el apasionante trabajo del protagonista de “La Agencia”? o ¿cuándo no hemos convertido las reacciones sintomáticas de nuestro cuerpo a la angustia y al estrés en síntomas también de una angustia vital capaz de constreñirnos hasta la extenuación, como hace Yasha en “La eternidad de Yasha”… Y así podríamos seguir.

Junto al perfecto manejo de la dimensión psicológica, imprescindible para levantar con solidez cualquiera de los relatos que componen ‘Una edad difícil’ (Nevsky, 2012), Starobinets maneja también a la perfección la dramática realidad cotidiana de la que, de una formau otra, todos los protagonistas de estos relatos quieren refugiarse o huir. La crudeza delmundo parte de una familia destrozada (“Una edad difícil”), de un momento histórico con cambios traumáticos respecto a las certezas anteriores (“Vivos”), de una vida aburrida y sin alicientes de ningún tipo (“La familia”)… Todos ellos motores narrativos capaces de disparar la imaginación hasta crear nuevas e impensables situaciones.

Así llegamos hasta la dimensión más visible de los relatos: la fantasiosa vía de escape a través de la cual cada uno de los personajes elige construir su propio mundo ideal: una comuna de hormigas capaz de substituir al sentimiento de comunidad (“Una edad difícil”), la posibilidad de vivir una vida a partir de un cuerpo fabricado y recuerdos prestados (“Vivos”), las vidas prestadas o creadas a medida de las necesidades de cada uno (“La familia” o “La Agencia”), las reglas inauditas pero personales con las que crear certezas paralelas para navegar sobre la vida (“La grieta” o “Las reglas”), etc.

Una explosión de fantasía capaz de convertir lo fantasioso en verosímil, creando realidades alternativas en perfecto diálogo y conexión, inquietando al lector sobre la posibilidad de una doble realidad y, en el fondo, aportándonos ideas para lareflexión sobre el quién y el cómo somos.

Starobinets nos abre en ’Una edad difícil’ (Nevsky, 2012) las puertas de la mente, mostrándonos la antesala del momento en que descubrimos cómo este mundo, a pesar de todos los intentos por substraernos de él –por lo menos en sus peores facetas, nos afecta y nos moldea de forma decisiva. Libros como este nos muestran cómo, hasta cuando intentamos escapar, convertimos nuestra huida en un reflejo de aquello a lo que tanto tememos. Un inmenso libro de relatos.

Fco. Martínez Hidalgo
Filólogo, politólogo y proyecto de psicólogo. Crítico literario. Lector empedernido. Mourinhista de la vida.

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