Fragmento de la portada de "Una maldición para el príncipe y la historia de todo lo demás", de Andrea Prieto Pérez, ilustrada por Mireya Murillo Menéndez.
Fragmento de la portada de "Una maldición para el príncipe y la historia de todo lo demás", de Andrea Prieto Pérez, ilustrada por Mireya Murillo Menéndez y publicada por Plataforma NEO. | Fuente: Fantasymundo.
Portada de "Una maldición para el príncipe y la historia de todo lo demás", de Andrea Prieto Pérez, ilustrada por Mireya Murillo Menéndez.
Portada de «Una maldición para el príncipe y la historia de todo lo demás», de Andrea Prieto Pérez, ilustrada por Mireya Murillo Menéndez y publicada por Plataforma NEO. | Fuente: Fantasymundo.

«Una maldición para el príncipe y la historia de todo lo demás» abraza una premisa llamativa: la búsqueda de una perspectiva diferente de las fantasías de regresiones, despertares, reencarnaciones y viajes entre mundos. La novela de Andrea Prieto Pérez es una de las finalistas del XII Premio NEO 2024 y cuenta con la ilustración de portada de Mireya Murillo Menéndez.

Pietro Pérez crea una historia divertida y audaz en su concepto, pone el foco en aspectos y personajes que suelen pasar desapercibidos en el subgénero de los isekais. Señala el peso de ser «la Elegida» con pena y la vida común como envidiable. Aunque después de superar décadas de maleficios, monstruos, viajes errantes, despedidas rotas y muertes —muchas muertes—, ¿se puede esperar otra cosa?

Al poco de que Gracia pisa por primera vez el mundo feérico a través de el Hechizo, llega hasta nosotros la realidad de que los personajes viven en una maldición sin fin. Siempre hay una tarea que realizar, un viaje que cursar, un monstruo que abatir y un embrujo que desbaratar. En medio de ese carrusel de desventuras, una persona especial debe acompañar al príncipe: la Elegida.

Esta vida maldita ha convertido a Elemidas (Midas) en el perpetuo príncipe de la Corte Suprema, el que nunca será rey. A su compañía, en una banda cada vez más reducida, resignada y desanimada de guerreros. Vamos, que entre todos son el alma de la fiesta cada vez que tienen que hacer noche en medio del bosque. Algo que ocurre con bastante frecuencia.

A Gracia la reciben con la alegre bienvenida de «solo se nos han muerto tres elegidas, ¿qué podría salir mal?». Una forma perfecta de empezar fuerte tu primera aventura mágica mientras tienes la cabeza medio embotada por un hechizo de dimensiones estratosféricas.

Por un lado, nos encontramos con Gracia como la nueva Elegida. Por otro, con el redescubrimiento al que se ve sometido el equipo maldito después de llevar tanto tiempo vagando, perdidos en sí mismos. Los reproches cobran cada vez más peso y las promesas cada vez suenan más vanas y vacías.

El plato principal de la novela se encuentra en el constante conflicto interno de Anticora (Cora), la guerrera de confianza de Midas, consigo misma. Tras una aventura que cada vez se torna más anodina y sin propósito real, se ve constantemente dividida entre la ira, la decepción y el hastío. Galopa incesante a través de toda la trama.

Los sentimientos que la unen a Midas se han transformado en algo irrompible, asfixiante y venenoso. Pero ella no sabe muy bien cómo gestionarlo o, mejor aún, cómo arreglarlo. Tampoco es que tenga muchos momentos de tranquila privacidad para organizar sus ideas como es debido.

Midas no es que esté en un estado mucho mejor. Apagado y sin rumbo, se limita a dejar que la corriente le arrastre. Como un pedazo de cristal que se desgasta inexorablemente por la fuerza de la marea y el paso del tiempo. Todo su equipo se ha visto desgastado por la carga de la tarea infinita que supone la maldición y ha contaminado la relación que Midas mantiene con todos. Inclusive consigo mismo.

Mientras que Cora y Midas son personajes cuyos deseos, decepciones y aspiraciones quedan claros, lo mismo no ocurre con Gracia. Ella supone el nuevo engranaje en el maquinaria de la maldición, la que cambia el funcionamiento de todo y pone en marcha una nueva mecánica. Su función como personaje es clara y definida: ser, como la llama Cora, «la no-Elegida». Sin embargo, eso es todo. Poco más conocemos de ella.

Es la primera Elegida a la que el Hechizo no terminó de alcanzar del todo, lo que la lleva a actuar y pensar por sí misma más que lo que han podido hacer otras elegidas. Tiene más libertar de opinión y de acción. No obstante, eso no ha supuesto que podamos saber más de su historia, situación e identidad. Pese a que es la primera que da señales de actuar con independencia de la magia, su personalidad y deseos no terminan de quedar claros.

El desarrollo del conflicto emocional dentro del grupo es mucho más interesante que aquel que promete cerrar la trama principal: la causa de la maldición. No tendría que ser un problema, la maldición no es más que una excusa para que los personajes que se enfrenten. Pero que su resolución ni los personajes antagonistas tuvieran tan poco foco me supo a poco. Como dice Gracia acerca de los fae a los que se encuentra, «son un poco sosos».

Una maldición para el príncipe y la historia de todo lo demás es una apuesta interesante por internarse en el mundo de los isekais. Desde una mirada diferente y con unos personajes tan desgastados por su caótica aventura, ya solo les queda pelear con los rescoldos de sus sueños y sentimientos chamuscados para renacer o morir en el intento.

Carolina de León
Periodista, camarógrafa y escritora. Con muchas historias que ver, relatos que escribir y memorias que vivir.

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