Ha pasado algo más de un año desde que los usuarios de Wii U pudieron disfrutar por primera vez de Unepic, uno de los juegos independientes más interesantes de esa época y, ahora, tras cosechar éxito tras éxito en todas las plataformas, el RPG español llega a PlayStation 4 para seguir demostrando que, lo que hace, lo hace genial.
Como ya se comentó en el análisis original, Unepic es un juego que es, ya desde su concepción, el máximo exponente de un videojuego independiente; un producto realizado por una sola persona en uno de los barrios más célebres de Barcelona durante sus ratos libres. Pura artesanía con un único objetivo: divertir.
La historia de Unepic parte de una situación bastante cotidiana, un grupo de amigos jugando una clásica partida de rol entre tabaco y cerveza. En un momento dado nuestro héroe, Dani, se levanta para ir al baño y de camino a tan peligrosa tarea se pierde debido a un súbito apagón. Cuando vuelve la luz Dani se encuentra a los pies de un antiguo castillo.
Al poco de comenzar la exploración del recinto, Dani se topa con una especie de espíritu malvado, Zera, cuya única función es poseer a aquellos que se adentren en la fortaleza y arrastrarles a su muerte. Pero su poder no tiene efecto sobre el protagonista de la historia, debido al enorme cinismo con el que este afronta su vida, viéndose así obligado a intentar engañar a su huésped para acabar con él y quedar así libre. Gracias a esta incomoda nión y a las “pistas” que Zera dará a nuestro personaje iremos conociendo la historia del castillo y de sus habitantes.
Como podéis ver, se trata de una historia ciertamente sencilla y machacada en multitud de ocasiones pero que consigue destacar por el irreverente humor negro con el que afronta todos y cada uno de los elementos del juego. Ya sea en la descripción de los objetos (ese mechero para encender “porros”) o los en irónicos diálogos entre Dani y Zera, el juego consigue satirizar en gran medida los tópicos del rol clásico, dándole todo el sentido del mundo a su título.
Este “buen rollo” esta aderezado por una cantidad abismal de homenajes a cientos de elementos de la cultura fandom. Las referencias más o menos escondidas a Futurama, El Señor de Los Anillos, Star Wars… convierten el encontrar estos homenajes en una parte más del juego.
Desde un punto de vista jugable, el juego es una vuelta al estilo de los Castlevania clásicos, a esa mezcla entre plataformas y acción en la que tendremos que explorar un enorme escenario que a su vez está divido en escenarios temáticos como pueden ser la cocina o las alcantarillas. Cada uno de estos mundos cuenta con su propio jefe final que una vez derrotado nos dará una llave para acceder a un nuevo nivel, lo que puede resultar algo lineal en un primer momento.
Esta sensación de falta de libertad se ve atenuada en gran medida gracias a una buena cantidad de búsquedas secundarías que nos serán encomendadas por algunos habitantes del castillo y por las que obtendremos diferentes recompensas tales como dinero, objetos o nuevos conjuros. Estás quests no serán el único elemento de rol tradicional con el que contará el juego, al que tenemos que sumar tanto las tiendas en las que reabastecernos como la posibilidad de utilizar los puntos de experiencia ganados para mejorar las estadísticas de Dani y poder así derrotar a nuestros enemigos con mayor facilidad.
Por otro lado el juego cuenta con cuatro niveles de dificultad que van desde algo sencillo al estilo campaña de Call of Duty a una demencial sucesión de derrotas digna de Dark Souls. Todos tienen en común su ajustada curva de dificultad que nos dejará bien claro por dónde debemos ir en todo momento, aunque los jefes de nivel merezcan un apartado aparte, ya que nos constará más de un intento el encontrar su punto débil y aprender a esquivar sus múltiples (y peligrosos) ataques.
En resumen una jugabilidad estricta y clásica que encierra horas y horas de diversión que contentará, sobre todo, a los amantes de los juegos de siempre.
Técnicamente en cambio, el juego debe de ser analizado sin caer en comparaciones con juegos más importantes, ya que, incluso hablando únicamente de juegos indie, Unepic no destaca precisamente en este apartado. Visualmente el trabajo de EnjoyUp games es un retorno a los primeros tiempos de los 16 bits, con sprites sencillos pero carismáticos y unas animaciones escasas y funcionales. Es interesante por otro lado el trabajo realizado respecto a la iluminación, ya que el juego cuenta con un sombreado dinámico que si bien es bastante sencillo, no encontramos en juegos triple A como la última entrega de la saga Battlefield.
La banda sonora está compuesta por unas agradables composiciones que, por desgracia, pecan de poca variedad (apenas media docena de melodías nos acompañarán durante las 15 horas de aventura) pero que junto a los efectos de sonido cumplen a la perfección con el cometido de acompañar a la acción que tenemos en pantalla.
Conclusión
Unepic, como demostración de que otro tipo de videojuegos es posible, resulta un juego más que sobresaliente. Nacido como el sueño de una persona y convertido en un gran homenaje a los clásicos gracias al trabajo duro y a las ganas de su creador.
Si a esto le sumamos que es un juego francamente divertido, con un humor espectacular y que ofrece un desafío bastante adictivo, no podemos más que recomendar la adquisición de esta pequeña joya del software español.