Steve Englehart (Vengadores, Capitán América, Dr Extraño) demuestra su gran habilidad para la plasmación de los héroes y para elaborar historias-río, hilando una trama tras otra, enlazándolas todas. Al Milgrom (Spectacular Spiderman, Vengadores) sigue mostrando sus carencias como dibujante, el dinamismo no es su fuerte y los fondos tampoco, pero en esta aventura logra una buena plasmación de expresiones en los rostros y cuenta con algunas escenas que han permanecido en el recuerdo del fandom, como el encuentro entre Ojo de Halcón y Konshu o la pelea entre Pájaro Burlón y el Jinete Fantasma. Al menos cuenta en varios episodios con las tintas de Joe Sinnot, lo que da al conjunto un cierto toque Kyrbesco (sin llegar) que lo arregla bastante.
Si es la primera vez que te acercas a esta aventura, ten cuidado, pues la reseña contiene SPOILERS importantes sobre la misma.
La trama empieza con el equipo siendo atraído hasta Nuevo Méjico, donde se enfrentarán a los villanos más bizarros que pisaron jamás la colección. De hecho ni siquiera tienen nombre como equipo, pues pese a atacar conjuntamente se presentan de modo individual. Hablamos de Insolación, Cactus, Gila y Monte. Todos ellos trabajan para Dominus quien acaba metiendo al equipo en una máquina del tiempo estropeada, una que sólo puede ir hacia atrás. ¡Y ya la tenemos liada!
A partir de aquí el tiempo empieza a dividirse cada vez en una fracción más. De momento tenemos a los Vengadores atrapados en el tiempo, yendo hacia atrás. Y en el presente a Hank Pym en su peor crisis personal desde el episodio bipolar (maníaco para más señas) en que maltrató a Janet. Ahora se encuentra en el otro extremo, el depresivo, buscando suicidarse. Solo la proverbial llegada de Espíritu, anteriormente Ave de Fuego, en cierto modo la mano de Dios al ser el personaje con más fe del grupo, impedirá la desgracia.
Los Vengadores se encontrarán con viejos aliados, como Dos Pistolas Kid y otros héroes Marvel de temática Western. Y juntos se enfrentarán a villanos y forajidos varios también del Oeste. Todo ello viene a ubicarse en el siglo XIX.
Y entonces la línea temporal se dividió en tres, ya que el Jinete Fantasma se encaprichó de Pájaro Burlón, y justo cuando el grupo iba a usar la máquina del tiempo de nuevo la secuestró.
Y aquí no puedo más que sacarme el sombrero ante el Maestro Englehart. Ya vemos cuál es la historia que quiere montar y cómo quiere resolverla. El guionista usa la propia historia Marvel para recorrer su pasado, para hacer que los fans disfruten al reconocer otras aventuras, al seguir construyendo un universo conectado. A Englehart no le hace falta inventarse un personaje nuevo venido del futuro que viaje al pasado y que sea el hijo perdido de uno de nuestros héroes, ¡chúpate esa Bendis! Englehart hace historia y de la buena. Y lo mantiene todo bien atado: por mucho que se divida el tiempo hay tres ejes principales: los Costa Oeste, Pájaro Burlón y Han Pym.
El grupo de héroes logrará llegar al Antiguo Egipto, se encontrará con Rama-Tut y los 4F, y lamentablemente perderán el tren de vuelta, pues el Cuarteto Fantástico partirá sin ellos, por los pelos, con lo que nuestros amigos se quedarán perdidos en las arenas del desierto. Pero si Marc Spector, medio muerto, tuvo una visión a los pies de Konshu, Clint Barton, nuestro Ojo de Halcón, no iba a ser menos. Clint había sido gravemente herido durante uno de los saltos temporales, y Konshu promete sanarle si le ayudan contra Rama-Tut. Dicho y hecho, solo que Clint añade una condición más: que Konshu envíe una señal para que vengan a rescatarlos.
Mientras Pájaro Burlón ha recuperado sus recuerdos y ha huido del Jinete Fantasma. Una vez entiende que la secuestró y drogó para obligarle a amarle (si, Englehart nos camufla una violación en toda regla, muy sutilmente), Bobbie no puede quedarse quieta y quiere venganza. El problema es que se le va de las manos y acaba matando a su violador. Y aquí chocamos con un problema, y es que los Vengadores no matan, y su marido, y líder del equipo, el arquero sin par Ojo de Halcón, vive por y para ser un vengador. De modo que nuestra ex espía de SHIELD decide callarse lo ocurrido. La crisis de pareja y la desintegración del grupo están servidas, pues alguien que tiene la palabra Fantasma en su nombre no va a quedarse quieto sin vengar su muerte. Pero no adelantemos, que esto no es de este tomo.
Y por fin llega la solución: el Caballero Luna es enviado por Konshu al cuartel general de los Costa Oeste, donde se encuentra con Espíritu y Hank Pym en su identidad de Dr Pym, emulando en nombre y vestimenta al Dr Who. Ahora ya no cambia su tamaño, sino el de las cosas, pudiendo llevar encima un auténtico arsenal. De aquí a contactar con los 4F y pedirles su máquina del tiempo, saltar al Antiguo Egipto y luego al lejano Oeste hay solo un paso, y todas las piezas caen en su sitio.
Al final del todo, cuando la aventura está ya resuelta, decide abandonar el grupo, pensando únicamente en él mismo. La resolución a este punto la tendremos en el próximo capítulo, en el siguiente tomo Marvel Gold, aunque ya se nos adelante algo importante: su traje no gusta. Y razón no les faltaba como ya comenté en la anterior entrega.