Norma Editorial continúa publicando su popular shojo “Yona, princesa del amanecer 20 y 21”, de Mizuho Kusanagi. Una obra que combina la aventura, la acción, el drama y el romance y cuyos personajes atrapan cada vez más a medida que la trama avanza. En este artículo analizaremos los tomos 20 y 21, que cierran el arco de la batalla de Sei.
Si no conoces el manga o no estás al día, puedes leer algunas de las reseñas anteriores como las de los primeros tomos, en las que te cuento sin spoilers por qué debes seguir esta serie. Si continúas en este artículo, debes saber que contiene datos de la trama hasta el volumen 19.
En este último, una posadera engaña al grupo para secuestrar a Yona y a Lili y llevárselas a Sei, el país vecino del reino de Koka, donde son obligadas a trabajar como esclavas en la construcción de un fuerte. Pero en lugar de agua, los esclavos solo reciben licor con nadai, una droga capaz de manipular a los adictos. ¿Lograrán las jóvenes resistir sin sucumbir a la sed?
Mientras tanto, Hak y los dragones por un lado y el rey Soo-Won, junto a un grupo de hombres del reino de Koka por otro, se ponen en marcha para rescatarlas. El choque de ambos grupos es inevitable… así como los reencuentros que tensarán los lazos entre los protagonistas.
Acción y sentimientos poderosos
Por otra parte, en el tomo 21 la mangaka nos regala otra pequeña dosis de romance entre Yona y Hak que hará dar palmadas de felicidad a nuestra shipper interna. Su inconcluso tira y afloja y su buena química continúa en una escena muy divertida a la par que tierna que lleva un pasito más allá su relación y nos hace entender un poco más los sentimientos de ambos.
Un estilo que fluye
Todo ello acompañado del magnífico dibujo de Mizuho Kusanagi, con un precioso diseño de personajes inspirado en el shojo y un manejo de la acción y el movimiento digno de un buen manga shonen. La autora sabe llevar bien el ritmo de la trama, y dar mucha intensidad a las escenas más reveladoras o emotivas con primeros planos de mayor tamaño y más pausados, mientras que las batallas se vuelven frenéticas con viñetas más pequeñas y numerosas que se amplían en los momentos de épica.
Kusanagi presta gran atención al detalle: el pelo, la ropa, los accesorios, y también los fondos y paisajes cuando así lo requieren están cuidados hasta la última línea.
La edición de Norma Editorial acompaña con su calidad habitual. Nos llega en rústica con sobrecubierta en 11,5 x 17,5, y casi 200 páginas en blanco y negro.
La trama de “Yona, princesa del amanecer” 20 y 21 continúa avanzando mientras los personajes evolucionan, se enfrentan a grandes obstáculos tanto externos como internos y van afianzando sus posiciones en el tablero que es el reino de Koka. Si has llegado hasta estos tomos, no hay necesidad de que siga recomendándote la serie, pues ya te habrás embarcado en un viaje que no deseas abandonar. La aventura, el drama, la comedia y el romance tan bien equilibrado que nos ofrece esta historia sigue en crescendo.