Yona, princesa del amanecer de Mizuho Kusanagi, es uno de los shojos más populares que tiene Norma Editorial actualmente en circulación. Una historia sobre una princesa consentida a la que le fue arrebatado todo por la fuerza, y que se vio obligada a emprender un viaje para salvar la vida. Un viaje en el que irá conociendo a compañeros leales y descubriendo su propia determinación.
Tras reseñar el 4º tomo, ahora proseguimos con el 5º y el 6º, en el que termina el arco del dragón azul y comienza el del dragón verde, uno de los más extensos y entretenidos, una aventura pirata en la que Yona y sus amigos se embarcarán para detener a un político corrupto. Si todavía no conoces el manga, te sugiero que vayas a la reseña del tomo 1, donde podrás leer mi opinión sobre él sin spoilers.
Tras ser recibidos con cierta hostilidad en la aldea del dragón azul, Yona y sus amigos por fin consiguen que este se una a ellos. Un silencioso y nuevo compañero que protagoniza alguno de los momentos más cómicos y tiernos del tomo 5, y al que la princesa otorgará un nombre.
Juntos prosiguen su viaje en busca del dragón verde, al que localizan en la ciudad portuaria de Awa. Pero bajo la bulliciosa apariencia del puerto se oculta el miedo y la rabia de sus habitantes, sometidos a la crueldad de Yang Kum-Ji, su despiadado señor feudal.
Solo una banda de piratas parece tener el valor de plantarle cara al tirano y, sintiéndose responsable como princesa del reino, Yona decide colaborar con ellos.
Así comienza el arco del dragón verde, uno de los más entretenidos (hasta el momento) del manga. Una aventura pirata cargada de rabia, impotencia, determinación, dudas y lealtad.
Otro de los personajes más interesantes del sexto tomo es Jae-Ha, el dragón verde, todo un elemento rebosante de elegancia, humor y carisma en el que, como protagonista de este arco, se profundiza bastante.
Como ya he comentado otras veces, el diseño de Mizuho Kusanagi es el clásico de los shojo, quizá con rostros algo más achatados de lo habitual, pero igualmente elegantes. La expresividad de su personajes y su mimo por el detalle (especialmente en los ropajes y pequeños objetos, sin prestar excesiva atención a los fondos), permite una lectura ágil y de fácil comprensión.
La traducción creo que va mejorando con los tomos, si bien todavía encuentro alguna que otra expresión que, quizá por el exceso de literalidad, queda un poco forzada en nuestro idioma. No obstante estos pequeños detalles no ensombrecen un manga entretenido como pocos con un gran equilibrio entre la aventura, las relaciones entre personajes y el avance de la trama en sí.
Poco queda ya para que el manga sobrepase la historia narrada en el anime, y para que todos aquellos que hemos visto la serie podamos seguir el viaje de Yona, princesa del amanecer y su peculiar grupo de compañeros, que desde aquí continuaremos reseñando.