En esta Fase Dos, Morrison deja a un lado sus influencias Lovecraftianas y se centra en otra de sus pasiones, las teorías de la conspiración y los dilemas éticos. El eje central de la trama de esta segunda fase, viene dado por el doctor Payne, del que recordaréis fue el creador de “Cloud 9”, el supergrupo del que formaban parte entre otros los padres de Zenith o el político más querido de Inglaterra, Peter St, John antiguamente conocido como Mandala. El señor Payne, se ha aliado con el multimillonario informático Scott Wallace, que pretende rehacer el mundo según sus deseos.
Morrison para novedad empieza desconcertándonos, tres personajes sin nombre, parecen estar en una suerte de dimensión paralela en la que los dinosaurios lograron sobrevivir hasta la Edad Contemporánea y allí son usados como una suerte de divertimento, similar a los espectáculos circenses o las corridas de toros. Yeowell hace un gran trabajo como retratista de los grandes saurios y de nuevo su detallista dibujo impacta por lo crudo de las escenas de acción.
Como siempre Morrison ofrece coralidad en su obra y a la misma vez que el bueno de Zenith intenta saber más del pasado de sus padres logrando que su asociación con Cale no le mate. Peter va a demostrar que es más duro enfrentarse a la burocracia inglesa y tender contenta a la señora Tatcher que enfrentarse a monstruos primigenios.
Para mí sin duda una de las mejoras de esta Fase Dos frente a su predecesora es su villano, obviamente Masterman y los Multiangulares, eran personajes manifiestamente maniqueos que servían para orquestar la típica batalla del bien contra el mal, en el que nuestros grises protagonistas sean lo más parecido al bien que haya. Pero en esta obra tenemos a Scott Wallace, una suerte de Steve Jobs, cuyos argumentos para hacer lo que hace, tocan demasiado al lector y casi logra engañarnos para que empaticemos con él, hasta que descubrimos que no es más que otro tirano idealista obsesionado por recrear el mundo a la imagen que él tiene.
Quizás este tomo falla por lo apresurado, apenas se desarrollan ideas geniales de las planteadas como que Zenith sea el nuevo macho alfa con el que crear a los Homo Novus, o personajes como Shockwave y Blaze prácticamente son un recurso de combate y seducción. Quizás sea por el gran peso que tiene la parte de Peter y la revelación de que algo más está por venir, lo que acelera un claro número de transición, donde si bien Yeowell muestra lo bien que se le dan los ambientes claustrofóbicos y opresivos, así como mostrar las contradicciones y luchas internas de los personajes.
Morrison cierra bien y sorprende con el giro sobre los padres de Zenith, pero a la hora de rematar parece muy forzado y falto de épica, para ser algo tan trascedental, Eso sí, el tomo tiene un gran momento álgido que es cuando Zenith logra convencer a Wallace de no volar Londres sólo con el uso de la palabra. Para mí es un capítulo magistral porque muestra de primera mano lo falibles y humanos que son los personajes de Morrison en esta obra. Los malos no son tan malos y muy falibles (mira que confiar en lo que hay publicado en la prensa sobre un artista para trazar tu malévolo plan de acabar con él..)desde luego Zenith no es uno de los buenos, atentos al absoluto hieratismo que saca Yeowell de Zenith y el pavor que saca de Wallace.
Las prisas no son buenas y apenas acabado el conflicto con Warhead, Wallace, Payne y demás compañía, retomamos a los misteriosos viajeros multidimensionales, los lloigor viene a por la Tierra y Zenith tendrá un encuentro con el misterioso ser “Quimera”, que hasta la fecha para mí ha exigido lo máximo en capacidad de expresión y composición a Yeowell.
Acaba el tomo con un capítulo especial que tiene por dibujante invitado al español, Manuel Carmona, de un estilo muy clásico cercano a Pepe González, Gil Kane o Alex Raymond, nacido en Úbeda pero criado en la escuela de Valencia se le recuerda por su participación en la obra “Commando”. En este interludio vemos que el Maximan de la Tierra-23 es una especie de guardián ciego del conocimiento y junto a él repasaremos el nacimiento, adolescencia y vida de Zenith hasta su batalla contra Masterman. Todo un disfrute visual en el que destacan los escenarios oníricos y los ropajes, así como el esfuerzo a la hora de dibujar a Zenith de parecerse a Yeowell, demuestran el gran talento que tenía este olvidado artista.
En general un tomo transitorio que creo desaprovecha a geniales personajes como Payne, Warhead o Phaedra Cale, pero que su humanismo y originalidad dejan con la sensación de que Morrison, aún puede llegar a sorprendernos y contarnos historias que no esperabamos.
Parece que los problemas de Zenith van a volverse multidimensionales, ¿estará a la altura del reto el menos heroico de todos los superseres que pueblan el mundo? Lo sabremos juntos a golpes de acordes de punk-rock y puñetazos dimensionales. Nos vemos en la Fase Tres.