Desde la 59 edición del Festival Internacional de Cine de Gijón os iremos ofreciendo pequeñas críticas de los estrenos que allí se proyecten. En esta ocasión, os mostramos otro programa doble, con «Zeros and ones» (Abel Ferrara) e «Neptune Frost» (Saul Williams y Anisia Uzeyman).
Zeros and ones (Pase especial)
Un agente militar norteamericano busca en una Roma distópica a su hermano gemelo, un activista considerado como muy peligroso.
Abel Ferrara, uno de los tótems del cine independiente norteamericano, sitúa en la ciudad de Roma, en la que reside, una historia que intenta tomarle el pulso al mundo actual. Ethan Hawke da vida a un agente del gobierno estadounidense que lleva a cabo una misión de búsqueda de su hermano gemelo (interpretado, obviamente, por el mismo Hawke) en una Roma militarizada tras un atentado contra el Vaticano. J.J, las iniciales por las que conocemos al agente, recorre callejuelas y tugurios clandestinos a la caza del hombre, entrando en contacto con un submundo de espías y agentes secretos que le llevarán a descubrir qué ha pasado con su hermano.
Abel Ferrara aprovecha el estado de confinamiento que se dio durante la crisis sanitaria para conseguir un ambiente distópico y enrarecido que envuelve una historia de paranoia e incertidumbre.
Sin embargo, centrado quizá más en provocar sensaciones o transmitir el estado mental del protagonista o desarrollar metáforas, la narración se diluye a partir de cierto momento, y se vuelve sumamente confusa y errática, tras un inicio que sienta unas bases prometedoras que parecían apuntar quizá en otra dirección.
Por lo demás, nos encontramos nuevamente con los dos temas recurrentes de Ferrara: la redención y la religión, esta última mucho más presente por ser el mismo centro de la cristiandad el escenario en el que se desarrolla la historia. Por desgracia, aunque el esfuerzo y la maestría de Ethan Hawke son patentes, la construcción de su personaje queda igualmente condicionada por un guion y un montaje confusos. Hay que reconocerle a Ferrara el no ser un director que se acomode y que sigan probando y experimentando tras varias décadas de carrera y sin nada que demostrar, pero en esta ocasión el resultado es más bien fallido.
Por lo tanto, sólo recomiendo esta película a los fans más acérrimos del director o quienes gusten de un cine más atrevido y experimental, pero definitivamente, no es para todos los gustos.
Neptune Frost (Sección Oficial / Retueyos)
Musical afrofuturista que reflexiona sobre la explotación del continente africano y el neocolonialismo, que alimentan la industria tecnológica mundial.
Cuando Neptune y Matalusa se conectan a través de un sueño, son conducidos en viajes paralelos a Digitaria, la misteriosa villa donde un grupo de renegados buscan refugio de una autoridad férrea. Su conexión cósmica provoca fallos en el viejo sistema de explotación y control y es el origen de la Placa Madre. «Neptune Frost» es la historia de amor entre un@ fugad@ intersexual y un minero de coltán, desentrañando la maravilla virtual nacida de su unión.
«Neptune Frost» es una verdadera rareza. Una historia de rebelión contra las nuevas formas de explotación y de esclavitud narrada a través de un musical imbuido del colorismo y la exuberancia propias de África y sus pueblos nativos. Tomando también y sin complejos elementos de la estética y la ideología ciberpunk y de la nueva carne, expone de una manera metafórica e imbuida de espiritualidad animista, la paradoja de cómo los que proveen de la materia prima necesaria para el funcionamiento de la tecnología digital, son los que menos se benefician de ella.
“Neptune frost” es una película difícil por lo alejada que se encuentra de lo que se considera convencional. Profundamente onírica y metafórica, el principal interés quizá esté en lo que cuenta, aunque la manera en que lo hace no es definitivamente apta para el gran público.
